La legendaria voz de Rubén Blades retumbó en el David Geffen Hall del Lincoln Center este 30 de marzo con la presentación sinfónica de Maestra Vida, su obra más ambiciosa y un hito en la historia de la salsa. En conmemoración del 45 aniversario de su lanzamiento, Blades revistió de nuevos matices su ópera salsera con los arreglos sinfónicos magistralmente dirigidos por el venezolano Diego Matheuz, quien fusionó con maestría la fuerza de la salsa con la majestuosidad de la Orquesta Filarmónica de Nueva York y la banda de Bobby Allende.
Desde el primer compás hasta el último acorde, el público se entregó a la narrativa de Carmelo y Manuela, los protagonistas de esta historia de amor, lucha y desencanto. Con un repertorio que abarcó desde el emotivo «Manuela» hasta la cruda denuncia de «Déjame reír (para no llorar)», Blades reafirmó su compromiso con la crónica social a través de la música.
La batuta de Diego Matheuz, reconocido por su talento en los escenarios más prestigiosos del mundo, guió a la orquesta, logrando una fusión perfecta entre los géneros clásico y popular. Su dirección aportó profundidad a la obra, evidenciando su dominio tanto del lenguaje sinfónico como del ritmo de la salsa. La interpretación de Maestra Vida no solo rindió tributo a la obra original, sino que también la revitalizó para una nueva generación de oyentes.
El concierto, parte de una serie de homenajes a Blades en el Lincoln Center como «Artista Visionario» del 2024, reafirma la vigencia de su legado y su capacidad de innovación. Con 24 premios Grammy en su haber, Blades ha logrado trascender la música para convertirse en un narrador de la realidad latinoamericana, un cronista de la vida cotidiana y un referente de la música con conciencia social.
La ovación de pie del público fue el reflejo del impacto de esta presentación, una noche en la que la música y la historia se encontraron para recordar que, como dice Blades, «Maestra vida te da, te quita y te da«.
Foto EFE/ Angel Colmenares